Tras la trilogía de artículos dedicados a la cultura financiera, considero dedicar otro a un tema que pienso no es muy conocido, ni se expone en medios de comunicación, y en consecuencia de poco debate en la sociedad, la ¨libertad económica¨.
Y para introducirlo, procede definir el concepto. Se entiende por libertad económica la libertad y las posibilidades que tenemos las personas, de trabajar, producir, comprar, vender, intercambiar bienes y servicios… con iniciativa, con voluntariedad, con responsabilidad, con ilusión… generando riqueza para satisfacer nuestras necesidades y las de terceros, buscando el desarrollo y progreso…sin que otros lo impidan.
¿Existe un estado perfecto? ¿Existe un sistema económico perfecto? Aquí dejo esta reflexión. Mi opinión, la manifestaré al final. No obstante, si repasamos la historia de los países, encontraremos que la libertad económica ha sido fundamental para el desarrollo de muchos de ellos. Es muy conveniente ofrecer a los ciudadanos alternativas para mejorar su vida y la de su entorno, y posibilidades para satisfacer sus deseos y necesidades.Según el periodista económico estadounidense Henry Hazlitt, para que exista la libertad económica, deben coexistir cinco instituciones o ¨agentes¨, independientes y necesarios: propiedad privada, mercados libres, competencia, división del trabajo y cooperación social.
Otras características de la libertad económica, son la posibilidad de elegir (nadie mejor que uno mismo, conoce sus preferencias o conveniencias, si nos quitan esa libertad significa que otros deciden por ti), la competencia (la buena competencia nos hace tener objetivos e incentivos, ser más innovadores, más comprometidos, nos hace mejores empresarios, profesionales o empleados), y la eficacia o eficiencia (un mejor desempeño nos hace progresar y desarrollarnos), y todo ello no exento del valor del esfuerzo.
Libertad económica y libertad política. La libertad económica, está estrechamente vinculada con los conceptos de las libertades ciudadanas y cívicas (o civiles) y los derechos individuales. Y uno de los factores más determinantes, la división del trabajo y la forma de organizarlo. La división del trabajo es un concepto económico que divide los procesos de trabajos en fases o etapas, en búsqueda de la especialización y la eficiencia.
La división del trabajo pretende organizar la asignación de los recursos y la coordinación de las decisiones. En los sistemas burocráticos, se centralizan las decisiones y el Estado controla. En contraposición, en la forma liberal y ejecutiva, el Estado no es tan controlador. Según Milton Friedman, Premio Nobel de Economía en 1976, es necesario defender y alcanzar la libertad económica para alcanzar la libertad política.
Libertad económica y pobreza. Sin dudar, la libertad (y también la económica) exige de ética y de moral. Aspectos filosóficos, que requerirían de mayor espacio (y de paso decir que no me considero capacitado). Campo, dónde la cooperación social, por desgracia tiene mucho trabajo. No obstante, la realidad es que las economías libres tienen más esperanza de vida, menos pobreza y mejor democracia.
La realidad es que los países con sistemas capitalistas tienen mayor renta per cápita, que otros países con sistemas económicos más intervenidos, consecuencia de una mayor libertad y menos intervencionismo (y no hablemos de obstruccionismo). Y, mayor generación de PIB, mayor atracción de inversión, mayor seguridad jurídica, mayor productividad, mejor desarrollo humano, origen y consecuencia de mejores servicios de salud, educación, innovación, investigación…
Libertad económica en España. Según el ranking del Índice global de Libertad Económica 2021, nuestro país ocupaba el puesto 39 entre 178 países. Otras posiciones en diferentes estudios, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OCDE, ocupa el 26 de 37, y de la Unión Europea, el 18 de 27. Puede observarse que, por debajo de la media de ambas entidades y que hay recorrido de mejora.
Dejar constancia que sólo he pretendido enumerar o exponer impresiones o evidencias relacionadas con determinados sistemas económicos. Por supuesto, no pretendo manifestar mi posición personal al respecto. Si manifiesto, retomando la reflexión sobre si existen sistemas perfectos o no, y a modo anecdótico, decir que en diversas ocasiones he comentado qué si existiera un país con lo bueno de California y con lo bueno de España, ahí me iría a vivir, pero… creo no existe. ¡Eso es otra historia!
Miguel Angel OTIN LLORO