DESIGUALDAD Y TECNOLOGÍA
El 1% de la población española, es poseedora de la cuarta parte de la riqueza del país, y si consideramos a un determinado 10% de la población, esta posesión asciende al 57%. Evidentemente esta desigualdad, no es achacable a la tecnología. Pero indudablemente la propia tecnología, a la vez que es una gran herramienta de progreso, está generando desigualdad y brechas.
La realidad del mundo que nos toca vivir (guste o no), es qué cada vez es más digital. Con sus ventajas e inconvenientes, y uno de estos inconvenientes, qué su implantación está generando desequilibrios tanto en zonas y territorios, cómo en las personas. La discriminación tecnológica, al no facilitar a todas las personas los recursos necesarios, constituye una auténtica forma de pobreza y exclusión social. Proceso que se ha acelerado con la pandemia.
Son diversos los sectores o colectivos que están viéndose afectados. No podemos obviar a los mayores, que en gran medida se ven sobrepasados tanto por las herramientas digitales, como por las estrategias de las organizaciones para adaptarse a la inevitable transformación digital. Cada vez quedan menos ámbitos de la vida de estas personas, que no estén afectados por la citada digitalización.
Todos hablamos de la brecha digital,
brecha que puede calificarse de acceso, de uso y de calidad de uso. Afecta al
42% de los hombres y al 52% de las mujeres. Y a la vista de datos del
portal de World Stats (mayo de 2020), también va por territorios, en África solo viven conectados el 39 % de sus
habitantes, frente al 87 % de los europeos y el 95 % de los norteamericanos.
Si esta brecha digital, se atribuyó inicialmente al subdesarrollo, habiéndose puesto muchas expectativas en que la tecnología ayudaría a erradicar dicha situación, la realidad es que la fractura, la brecha permanece. Se ha popularizado la tecnología, pero posiblemente no en los términos deseables. Pueden ser causas determinantes, el precio de los dispositivos, la falta de conocimientos y la carencia de infraestructuras.
¿Alguien sabe que tenemos que hacer? Quiero pensar que si, y por supuesto también quiero pensar que desde todos las organizaciones responsables, están tomando medidas. En mi opinión, la primera sería establecer programas de alfabetización digital y de educación digital (entiendo son niveles diferentes), estableciendo procesos de aprendizaje y de mejora, que permita a las personas adquirir competencias para entender y aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías, en sus diversos aspectos, educativo, económico y social. Y potenciar la Alianza para un Internet Asequible (A4AI), particularmente en las zonas más desfavorecidas, con la intención de mejorar su bienestar personal.Considero prestar atención a la Tecnología Inclusiva. Aquella que busca facilitar y dar herramientas para la
autonomía y la comunicación de personas con discapacidad. La necesidad del
desarrollo de tecnologías que ayuden a personas con cualquier tipo de
dificultad en sus capacidades físicas o mentales, se ha extendido en los
últimos años y son muchas las iniciativas al respecto. Tratan de favorecer la
participación en la sociedad y ofrecer herramientas para la comunicación y
autonomía de estas personas. No olvidemos que el 10% de las personas, son
personas con otras capacidades.
Poniendo el foco en la vida diaria… ¿la tecnología nos ha hecho más felices? La felicidad se puede medir por varios parámetros, renta per cápita, servicios sociales, esperanza de vida, libertad, solidaridad, generosidad…Y aunque la tecnología puede ayudar a disponer y disfrutar de mejores servicios y sistemas sociales y sanitarios, también puede contribuir a un mayor control de nuestra vida, censura y pérdida de libertades.
Reitero qué las principales consecuencias por la ¨expulsión digital¨, son la incomunicación, el aislamiento, el suponer una barrera al estudio y al conocimiento, acentúa las diferencias sociales y reduce las opciones para encontrar empleo. Desde #SEA, la Plataforma Sumando Empleo Aragón, constituida en pura pandemia, se ha diagnosticado entre otros, este punto débil y amenaza, y se estamos poniendo en marcha iniciativas para paliar esta deficiencia y anomalía.
Para finalizar, me hago eco de unas palabras de la diputada de Cs, Sara Giménez, que me encantaron: ¨De las trampas de la pobreza, se sale con educación y empleo, no con asistencialismo¨. Coincido en qué la ¨educación es la palanca de oportunidades de futuro y de la igualdad¨.
Miguel Angel OTIN LLORO
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