domingo, 6 de febrero de 2022

Dependencia tecnológica


DEPENDENCIA TECNOLÓGICA

Cada hito de revolución o evolución a lo largo de la humanidad sirve de plataforma para una mejora en la calidad de vida de la sociedad, pero a la vez supone una adaptación al nuevo medio y nos hace más dependientes. La revolución tecnológica, por supuesto está generando ambos aspectos. En mi opinión el concepto dependencia, puede observarse desde varios ¨prismas¨, uno de ellos, desde la dependencia (adicción) y otro desde la dependencia (de terceros).

De la adicción, a la supeditación y a la dependencia. El aumento descontrolado del tiempo de uso de los diferentes dispositivos puede generar aislamiento social (por más qué se utilicen para las relaciones sociales), mala atención de las actividades básicas y diarias, incremento de los sentimientos de tristeza e irritabilidad…dependencia de interacciones y feedback en las redes sociales, pérdida de libertad e privacidad…y el deseo/ansia de poseer lo último en los nuevos dispositivos.

Determinar el impacto económico de la dependencia tecnológica, es un tema dificil y complejo. ¿A cuánto asciende el costo de los padres en tarjetas prepago para los móviles de sus hijos? Pero, si existen estudios que determinan que la tecnología domina muchas vidas y crea adicción. Según datos aportados por un antiguo ingeniero de Google, el 52% de los jóvenes se considera adictos y el 50% le dedican más de 5 horas a su uso. A nivel de adultos se registra que el 30% son adictos y el 50% siente necesidad de contestar inmediatamente sus mensajes de whatsapp y alertas de rr.ss.

También me interesa, verlo desde el otro prisma. Mi amigo Fernando, me pasó un artículo titulado ¨Soberanía tecnológica¨ de Xavier López, publicado en la Vanguardia (23-01-2022) y me llamó la atención la expresión: ¨No sirve de mucho dominar la tecnología si dependemos de terceros a la hora de fabricarlas¨. La realidad es que España, es dependiente tecnológico en lo referente a la fabricación de componentes. Se ha puesto de manifiesto, con la carencia de chips para el montaje de automóviles y de otros muchos productos.

Y, personalmente me preocupa más la dependencia que tienen/tenemos muchas personas, de otras, para usar ciertas aplicaciones y dispositivos. Ojo, y no sólo de los bancos (hablaremos de la dependencia financiera), también del propio estado, de compañías de suministros…Las AA.PP., organismos públicos, entidades, empresas, están más preocupadas y ocupadas en adaptarse a la necesaria digitalización, que a facilitar su relación con ciudadanos, usuarios y clientes.

En este punto, realizo un llamamiento para que diseñadores, programadores, desarrolladores…confeccionen los programas y aplicaciones haciendo que la tecnología llegue a los usuarios en optimas condiciones para su comprensión y uso. Incluso su argot. Puede observarse situaciones muy mejorables en aplicaciones, páginas web…y no por la tecnología en sí, sino por las malas concepciones, diseños y dificultades en la utilización.

Es imposible olvidarse de la incidencia en muchas personas, incluidas las que se encuentran en edad de trabajar, de la conocida e importante brecha digital. Situaciones derivadas de la evolución del mercado laboral, están generando colectivos que no poseen, ni los mínimos y básicos conocimientos informáticos para ocupar cualquier puesto de trabajo. En este campo, ya no hablamos de dependencia, hablamos de exclusión. Es de agradecer el compromiso de algunas entidades conocedoras de estas circunstancias, qué están desarrollando y ofreciendo formación digital desde cero. Una de ellas Sumando Empleo Aragón #SEA.

Indudablemente muchas personas mayores utilizan y cada vez más, dispositivos tecnológicos, y no olvidemos los avances en otros elementos como pulseras de actividad, pulseras con código QR, dispositivos de control médico…No obstante, debo hacer referencia a la dependencia (de familiares, amigos o vecinos) de este segmento de población, para algunas de las acciones diarias. Cómo he citado anteriormente, desde las relacionadas con cualquier gestión bancaria o con compañías de suministros, hasta solicitar cita en el sistema de SALUD.

Y reitero, en este campo empresas, entidades, y particularmente las administraciones y organismos públicos tendrían que predicar con el ejemplo. Hoy, es imposible acceder a gestión alguna (incluso a consultas), con cualquiera de los departamentos y servicios del Gobierno de Aragón, sin cita previa telemática.

Miguel Angel OTIN LLORO

 

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